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Últimamente los jueves pasan volando. 1 hora en la biblioteca, 5 y media en clase y 2 más para comer. Hoy, tortitas de maíz y kikos, la comida de los campeones. Probablemente me sobrará más de hora y media… Menos mal que traigo el portátil.

Al llegar a clase echo en falta a Mari. Pregunto por ahí y alguien me recuerda que el sábado que viene es su cumpleaños y que hoy, para celebrarlo, iba a traer una tarta hecha por ella. No cumple una 20 todos los días…

Salimos de Economía y allí está, esperándonos en el pasillo. En las manos, una bolsa rosa con forma de tarta. En la cara, como es habitual en ella, una sonrisa. Y es que Mari siempre está sonriendo, con ese tipo de sonrisa contagiosa que te hacen sentir mejor sólo con verla…

Lo malo de acostumbrarte a que alguien sonría, es que acabas dando por sentado que siempre lo hará. Y dar cosas por sentadas no es buena política. La prueba de que no lo es la tuvimos el lunes de la semana pasada, cuando Mari vino a clase sin su sonrisa, y su no-sonrisa se extendió a su alrededor y nubló el día.

Por suerte, este jueves Mari vuelve a ser la de siempre, y todas las que estamos en la mesa, Marta, la otra Marta, Tere, Alicia, Yohana, Vicky, Laura, Irene y yo, sonreímos con ella. Y menos mal, porque Marta ha traído su cámara y hace fotos a traición que luego colgará en el tuenti, sea lo que sea…

Cuando acabamos de comer, la prota del cumple reparte platos y cucharas de plástico. Luego saca la tarta: galletas y chocolate, adornada con lacasitos y unos círculos medio blancos que, según nos cuenta, por la mañana eran corazones de azúcar glass.

A nadie le importa que no haya corazones. Nos miramos y a un gesto de Irene comenzamos a cantarle el cumpleaños feliz. De repente, todos los que comen y estudian en las mesas que hay a lo largo del pasillo se unen a nosotras. Marta saca su mechero y le dice a Mari que pida un deseo. Cuando apaga la llama, todas aplaudimos. Dos minutos más tarde, de la tarta no queda ni el recuerdo.

Tortitas de maíz, kikos, chocolate, galletas, lacasitos y no-corazones de azúcar glass .

Esto es otra cosa…

(…)

Me encanta haber vuelto a estudiar. Me encanta cuando me monto en el metro y me encuentro con alguna de mis compañeras. Me encanta llegar al cole y tomarme un chocolate de la máquina. Me encanta ir a clase y que me cuenten cosas que un rato antes no sabía. Me encanta la hora de comer, cuando todas abrimos los tupers y curioseamos a ver qué traen las demás ese día. Me encanta hablar con Irene y Laura sobre cuánto nos gusta el profe de psicología. Me encanta el naranjo que hay bajo el almendro, los carteles de ciclos de cine que nunca tengo tiempo de ir a ver, la tienda de chuches, los pasillos llenos de gente. Me encantan los abrazos de Ainara, las sonrisas de Mari, la risa de Tere…

(…)

Al final no me ha sobrado ni un segundo. Ni uno solo para sacar mi netbook de la mochila, conectarme y leer el correo. Ni medio siquiera para echar de menos otros jueves en que lo único que hacía era estar delante del ordenador esperando que pasara quién sabe qué…

(…)

Me gustan mis nuevos jueves. Porque son míos. Porque ya no espero que las cosas pasen. Ahora salgo a buscarlas.