‘¡Dios mío! ¡Qué cosas más raras están pasando hoy! Y pensar que ayer todo sucedía como de costumbre. Me pregunto si habré cambiado de alguna manera durante la noche. Veamos ¿era yo la misma al levantarme esta mañana? Me parece que puedo recordar que me sentía un poco distinta. Pero, si no soy la misma, la siguiente pregunta es ¿quién soy yo? ¡Ah, eso sí que es un misterio!’ (‘Alicia en el país de las maravillas’ / Lewis Carroll).
Cuando era pequeña, el cuento de Alicia (versión Disney, que fue como lo conocí) ocupaba el primer puesto entre mis no-favoritos. No había príncipes, ni princesas, sólo una reina gorda y mandona, que además estaba loca, y una niña redicha que hablaba con desconocidos, se llevaba a la boca cualquier cosa que se encontrara y se empeñaba en perseguir a un conejo blanco que pasaba de ella como de la mierda.
No fue hasta el verano del 90 cuando redescubrí la historia. Esta vez la original. Para entonces mis referentes habían cambiado bastante y agradecí que no hubiera príncipes ni princesas. Y aunque la reina seguía pareciéndome igual de mandona, ya no tenía tan claro que las cosas que dijese no tuviesen ningún sentido. Y aunque la prota seguía pareciéndome igual de redicha, ya no me parecía tan incomprensible que quisiera probar todo lo que tuviera a su alcance, ni que pusiera tanto empeño en alcanzar a aquel conejo que no le hacía ni puñetero caso…
A partir de entonces Alicia pasó a convertirse en uno de mis libros favoritos, de ésos que me acompañan en andenes y puertas de embarque, y que a pesar de haberlo leído tantas veces siempre me acaba enganchando.
Y es que, por raro que pueda parecer, cuando viajo no me gusta llevar libros nuevos. Los libros nuevos necesitan (y merecen) atención. Prefiero llevar algo que me resulte familiar, que no exija demasiada concentración y pueda leer a trozos sin que pierda sentido.
(…)
Para este viaje, que en principio iba a ser a Bucarest, guardé Alicia en mi mochila, más por la costumbre de echar un libro que porque pensara que fuera a sobrarme tiempo para leer.
Supongo que a Alicia no le habría parecido extraño que una nube de cenizas, proveniente de algún volcán islandés de nombre impronunciable, impidiera que los aviones despegaran esa noche, ni que nosotras acabáramos repartidas en dos coches rumbo al norte (de España).
Anoche, después de 4 días de castillos, senderos, fotos, tulipanes, pinchos, nubes y claros, y muchos kilómetros de carretera, conseguí cambiar el billete de vuelta a casa.
Campos verdes, zonas inundadas, cielos oscuros con arcoiris al fondo y Alicia.
Esta mañana me he despertado con el sonido de la lluvia en el patio interior y con esta sensación de que todo era diferente a como era hasta ayer.
Quizá haya cambiado demasiados billetes y demasiados planes últimamente.
O puede que sea yo quien haya cambiado durante la noche.
abril 22, 2010 at 18:06
Vaya.
Así que te pilló toda la movida de los aviones de pleno.
Yo tuve suerte, aunque me salí sin querer de la T4 y para volver a entrar las pasé putas.
Casi pierdo mi vuelo por despistado.
Tú sabías que es por las noches cuando cambiamos ???
Durante el día apenas nos alcanza el tiempo para percibir los cambios.
Casi siempre son otros los que los detectan.
Pero, es por la noche, que suceden las cosas…mientras dormimos.
Un beso.-
Me gustaMe gusta
abril 23, 2010 at 13:46
Bueno, tampoco pasa na’. Improvisación al poder, será por transporte…
En cuanto a cambiar, no, no sabía que fuera de noche cuando cambiamos. Mmm… mientras dormimos dices? Y qué pasa cuando nos pasamos la noche despiertos?
Un beso enorme, guapo.
Me gustaMe gusta
abril 22, 2010 at 23:09
No sé si, como dice Hurano, habrá sucedido algo durante la noche que te hiciera sentir distinta. Pero es cierto que un viaje, por muy corto o improvisado que sea, siempre aporta algo nuevo: conocimientos, vivencias, experiencias…
Quién sabe… Igual te has levantado hoy más sabia… 😉
Sea como sea, lo que es seguro es que no te has convertido en vampiro… 😆
Un besazo enorme, preciosa, y bienvenida a casa.
Me gustaMe gusta
abril 23, 2010 at 13:40
En algo estamos de acuerdo, los viajes siempre aportan algo nuevo.
En cuanto a la posibilidad de que yo me haya levantado más sabia… juas juas. Qué chispa tienes, rubia 😀
Un beso enorme, guapísima.
PD.- Vampiros? Existen??? 8)
Me gustaMe gusta
abril 22, 2010 at 23:28
No music in this post?
Tsk, tsk…
Me gustaMe gusta
abril 23, 2010 at 13:31
Hi again, fish
Yep, no music at all. Maybe I’m not in the mood for it. Less if you bring me such depressing lyrics (have you read them?)
But if you really want some music, you’d better try this one. It isn’t ‘Martha my dear’, but I’m sure you’ll like it too.
Una vez tuve una chica, o debería decir que una vez ella me tuvo a mí?
Me enseñó su habitación, a que está bien? Es madera noruega.
Me pidió que me quedara y me dijo que me sentara por ahí,
Eché un vistazo y me di cuenta de que no había ninguna silla
Así que me senté en la alfombra, esperando a que fuera el momento oportuno, bebiéndome su vino.
Estuvimos hablando hasta las 2. Entonces ella dijo ‘Es hora de irse a la cama’.
Me dijo que trabajaba por la mañana, y empezó a reírse.
Le dije que yo no, y me arrastré hasta el baño para dormir allí.
Y cuando me desperté, estaba solo, el pájaro había volado…
Así que encendí un fuego, a que está bien? es madera noruega.
PD.- I’m glad that you’ve come…
Me gustaMe gusta
abril 23, 2010 at 17:24
Pues te voy a decir una cosa, joven.. tú cambia todo lo que quieras, pero como dejes de ser una Gallina Murciana… puff, yo creo que no podría soportarlo 🙂
Es todo por el momento. Gracias.
Un beso y un cafelito..
Me gustaMe gusta
abril 24, 2010 at 10:37
Buenas, Bella 😀
No te preocupes tú por eso, que aunque la gallina se vista de seda… 8)
Preocúpate mejor por repasar tus argumentos para convencer a mi hija de que te invite a un cafelito, que la gente empieza a hablar y… mejor no digo na, que después to’se sabe 8)
Un beso enorme, insultántemente joven y atractivo analista.
Me gustaMe gusta
abril 25, 2010 at 0:28
Me ha hecho gracia el comienzo de tu texto, porque es parecido al mío pero para mi critica sobre la película de Tim Burton. Me has animado a que le de una segunda vuelta al libro…
Un saludo.
Me gustaMe gusta
abril 25, 2010 at 22:19
Jeje, sí, ya me he pasado por tu blog y parece que el cuento nos gustaba lo mismito, o sea, cero.
La peli aún no la he visto, pero lo haré¡ Es sólo que no aguanto las salas llenas, así que cuando quiero ir a ver una peli con tanto marketing apuro todo lo que puedo hasta asegurarme que podré verla como a mí me gusta, sin nadie a los lados.
A mí Tim Burton sí me gusta (bueno, salvo ‘El planeta de los simios’ que no llegué a verla, llámalo intuición femenina ;))
Un saludo, y gracias por tu comentario.
Me gustaMe gusta