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– Te prometí algo y pienso cumplirlo.

– Oh, dios, Bill… eso fue hace siglos. Te libero de tu promesa. Por favor. Sigue con tu vida. Ten sexo con alguien. Sé feliz. Quiero que seas feliz.

– Yo era feliz contigo. Eras tú la que no era feliz.

– Soy feliz ahora.

– A mí no me lo pareces…

(…)

– Nunca te has enamorado?

– Si el amor es poner un sitio en la mesa para alguien que nunca va a venir, creo que paso.

(…)

– Sé que amas a Erica. Pero se casó con otro y tienes que pensar en tu futuro. No quiero pasar corriendo dentro de cinco años y encontrarte esperándome en la silla de la entrada.

– Es una silla muy cómoda.

(…)

– No soy un buen escritor. Soy un buen corrector. Pienso en nosotros. En lo nuestro. En lo que no funcionó. Esta vez podría hacerlo mucho mejor.

(…)

– No escribí nada desde que te fuiste.

(…)

– Hay días en los que no estoy segura de haber tomado la decisión correcta. Yo también tengo días malos. No sé por qué te digo esto. Supongo que no quiero que pienses que no pienso en nosotros y en todos esos años que pasamos juntos. Porque sí, pienso en ellos. En todo lo que dejé. Me pregunto si valió la pena.

– Y la valió?

– Debo irme. Feliz Navidad.

(…)

– Mi madre se le estaba tirando encima. «¿Qué pasa si Bill nos ve?» Y mi madre respondió: me da igual. Me Da Igual.

(…)

– Las cosas que me hizo, por las que la culpas, yo ya se las había hecho años antes. Me hizo prometer que si ella hacía algo igual de estúpido, yo tendría la decencia de esperarla. Y eso estoy haciendo.

– Ella esperó seis meses. Tú hace tres años que esperas. Creo que ya cumpliste tu promesa. Puedes dejar de esperar.

– Ella volverá.

(…)

– Las cosas más importantes son las más difíciles de decir.

(…)

– ¿Qué haces aquí?

– Me perdí un poco. Me preguntaba si aún habría un sitio para mí…

——————————————————————————————–

Stuck in love

Amor no es poner un lugar en la mesa para alguien cuando lo haces convencido de que es una cuestión de tiempo que vuelva para reclamarlo.

Amor es seguir poniéndolo aun teniendo la certeza de que nunca va a volver.

(..)

– Y tú, te has perdido un poco?

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SIETE DÍAS.

Lunes. Suena el despertador. Jose entra en la ducha. Tengo diez minutos. Preparo el Cola-Cao de los niños. Les despierto y me aseguro de dejarlos desayunando. Mi turno. El baño lleno de vapor. El pisa-pies mojado. Me meto en la ducha. Mientras me enjabono pienso en la reunión de las 10. Llevo meses preparando esta presentación. Hoy es el día.

Martes. Suena el despertador. Jose entra en la ducha. No sé cuánto hace que no nos duchamos juntos. Dani no quiere levantarse. Le pido a Jose que se encargue de él. Hoy llegaremos tarde. Me meto en la ducha. Repaso mi presentación de ayer. Creo que les gustó bastante. Me doy cuenta de que Jose ni siquiera me preguntó cómo me había ido.

Miércoles. Suena el despertador. Jose entra en la ducha. Le pregunto si quiere que nos duchemos juntos. Me pone una excusa estúpida. Hace más de un mes que no nos acostamos. Dejo que mis pies me arrastren hasta la cocina. Compruebo que se han acabado los cereales. Me meto en la ducha. En mi cabeza hago una lista de todas las cosas que se han acabado últimamente.

Jueves. Suena el despertador. Jose ya se ha levantado. Ha preparado el desayuno de los niños. Me dice que esta noche llegará tarde. Me meto en la ducha. Es la tercera cena de trabajo en lo que va de mes. Cuando salgo ya se ha ido. Raúl y Dani se pelean por el regalo que viene en la caja de Kellogg’s. Les pego dos gritos y me echo a llorar.

Viernes. Suena el despertador. No sé a qué hora llegó Jose anoche. Tampoco tengo claro que me importe. Lo dejo en la cama y me meto en la ducha. Hoy se sabrá a quién van a darle el puesto. En la cocina, Dani y Raúl me han preparado el desayuno. Zumo de bote y galletas. Dani me regala su Pokemon de la suerte. Lo meto en el bolso. Nunca se sabe.

Sábado. Anoche no pegué ojo. Tengo una semana para darles una respuesta. Jose ronca a mi lado. Aún no se lo he contado. No recuerdo cuándo dejamos de tomar decisiones juntos. Lo miro e intento ver en él al hombre del que me enamoré, pero sólo veo al padre de mis hijos. Me doy una ducha de una hora. Necesito pensar.

Domingo. Me despierta el silencio. Los niños se han quedado a dormir en casa de sus primos. Voy a la cocina y pongo café. Jose aparece cuando ya está hecho. Hay cosas que no cambian. Me mira y me pregunta si nos damos una ducha. Y me doy cuenta de que no necesito una semana. Ya tengo mi respuesta. Me he acostumbrado a ducharme sola.


HORAS EXTRA.


Apenas tuvo tiempo de levantar la tapa. Parte del vómito cayó fuera, salpicándolo todo y parte fue a parar a su pelo. Se levantó como pudo y se enjuagó la boca aguantando las arcadas. Al levantar la cabeza, el espejo le confirmó que aquello estaba pasando: el rímel corrido, el pelo manchado, el tirante de la camiseta roto. Apartó los ojos de aquella desconocida y abrió el armarito. Si había algo que no soportaba era acostarse con la cara sucia. Sacó el paquete de discos desmaquillantes y la leche limpiadora y comenzó a restregarse la piel. Fue al ir a sacar uno más cuando se dio cuenta de que había gastado el último que quedaba. Tiró al water los algodones usados, limpió por encima el vómito de la taza y se sentó. Con la mano derecha buscó inútilmente el cordón de su támpax. Hacía más de una hora que no lo llevaba. Sólo entonces se atrevió a mirar. Comprobó que las medias habían desaparecido junto con el tanga y que la cremallera de la minifalda estaba rota. Tenía la cara interna de los muslos llenas de sangre. La mayor parte debía ser de la regla. Se levantó sin limpiarse y comenzó a desnudarse despacio. Conforme se la quitaba, fue metiendo la ropa en el cesto de la ropa sucia. Abrió el grifo del agua caliente. Entonces reparó en el móvil. Quizá aún estuviera a tiempo. Casi sin querer, respondió mentalmente a las preguntas que sabía que le harían. Sí, había ido allí por propia voluntad. Sí, había bebido. Mucho. Sí, puede que fuera ella la que hubiera dado el primer paso. Descartó la idea. Se metió en la ducha y cerró la mampara, dejando que el agua se lo llevase todo. El miedo, la impotencia, el semen, la vergüenza, la rabia, la sangre…

Aún quedaban tres horas para entrar a trabajar. Alguna más hasta que en el bufete alguien echara de menos a su jefe.


Esta semana le tocaba elegir tema al reaparecido Sr. K. Y ésta ha sido su propuesta:«Una cosa fácil.

Teniendo en cuenta que no me he duchado mucho en Nepal, el tema de esta semana es: Una ducha.

Dejo a consideración del respetable que sea de agua fría…»

 

Fácil, no sé. Yo he escrito estos dos y aquí se quedan..

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Salgo de la ducha. Me miro en el espejo. Estiro mi piel con los dedos. Achino los ojos. La imagen se deforma. Ésta soy yo. Me doy crema, maquillaje, rímel, cacao. Dejo caer la toalla. Me encanta estar desnuda. Entro en la habitación. Abro el armario. Parece más pequeño. Saco la ropa que me pondré mañana. La cuelgo en el perchero que hay detrás de la puerta. El armario recupera su tamaño. De pie frente a él elijo la ropa que no me pondré esta noche. Demasiado informal. Demasiado sosa. Demasiado elegante. Demasiado provocativa… demasiado provocativa. Comienzo a vestirme. De dentro afuera. Conjunto negro de encaje. Minifalda vaquera. Camiseta blanca con letras rojas ‘I love men. They’re stupid’. Botas de punta. Chaqueta de cuero. Me enfrento al espejo antes de salir. Sigo siendo yo. Tomo aire. Conduzco mecánicamente. Sé a dónde voy. Atravieso el centro de la Tierra. Bonito lugar donde perder el tiempo.Todo está oscuro. Todo menos mi camiseta. Mi camiseta brilla. Habla por mí. Al fondo, unos ojos oscuros, más oscuros que el local, me buscan. Los veo acercarse. Llevan vaqueros ajustados y una camiseta dibujada sobre la piel. No nos gustan los hombres, dicen dirigiéndose a mi camiseta, pero podemos invitarte a una copa. No es una pregunta. Acepto la copa. Entonces los ojos, más oscuros que antes, levantan la mirada de mi pecho y sonríen. Y ya no necesito espejo. Ni que hablen por mí. Sé quién soy. A qué te dedicas? Vendo sueños, y tú? Yo los hago realidad. Sé lo que quiero. No vivo cerca, aviso. Entonces cuanto antes nos vayamos, mejor. Y el centro de la Tierra me atraviesa a mí. Todo lo que importa está ahora sobre mi cama. Comienzo a besarla y mi boca se multiplica. No tenemos mucho tiempo, así que no lo pierdo. Tampoco ella. Frente el espejo nos comemos la una a la otra. Y gemimos y sudamos y gemimos. No guardamos nada para mañana. Recorremos el mismo camino una y otra vez. Hasta la extenuación. Hasta asegurarnos de poder llegar con los ojos cerrados. ¿Llegar adónde? Me despierto con esa pregunta en la cabeza. Estoy sola. Me levanto sin prisas. Sobre la mesita un número, ningún nombre. Me restriego los ojos con las manos. Me miro en el espejo. Ahora mis ojos también son oscuros. Anoche olvidé desmaquillarme. Me entra el pánico. Hoy no. Hoy no. Cuento hasta 10. Sólo los impares. Nunca he tenido demasiada paciencia. Ésa soy yo. Me meto en la ducha. Me quedo allí hasta que el último deseo se va por el desagüe. Al salir oigo una llave. Descuelgo la percha de detrás de la puerta. Me visto despacio. Mi ropa vuelve a hablar por mí. Hoy todo gira en torno a ella. Yo me limito a dejarme llevar. A dejarlas que hagan lo que han venido a hacer. A mi alrededor, sonrisas nerviosas, prisas fingidas, consejos bienintencionados. Nadie se fija en mis nuevos ojos. Cuando acaban me busco en el espejo…

Estás preciosa, cielo ¿Qué, a que ahora te alegras de haber esperado hasta este día?

Pero no me encuentro.

En mi cabeza repito mi frase: Sí, quiero. Sí, quiero. Sí…


Este relato lo escribí la semana pasada, pero por no poner dos, puse Metamorfosis. Alguien me ha dicho que debería poner éste también. Así que aquí lo dejo.

Hoy por hoy es ficción.

 

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Escrito por: Bloody el 16 Jun 2008 –

Siempre he sido de la opinión de que, puestos a arrepentirse, mejor hacerlo de algo que has intentado que mirar hacia atrás y pensar qué hubiera pasado si…

Pero hay pasos y pasos. Y algunos cuesta mucho darlos, por mucho que sepas lo que debes hacer.

Y es que cuando tienes pareja y te das cuenta de que es con otra persona con la que quieres estar, tienes dos opciones: mirar hacia otro lado o enfrentarte a lo que sientes.

Y enfrentarte a lo que sientes no es sencillo cuando sabes que vas a partirle el corazón a la persona con la que has compartido media vida, con la que tienes una familia, con la que has atravesado tantas tormentas, alguien a quien no puedes pedirle más de lo que te da porque te lo ha dado absolutamente todo, pero alguien a quien, te guste o no, sabes que no puedes devolverle lo que no sientes.

No voy a decir que haya sido fácil. En realidad ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida. Pero cuando es el corazón el que te da el impulso necesario para tomar esta decisión, cada paso que das es más firme que el anterior.

Y a pesar de mi nulo sentido de la orientación, estoy convencida de que esta vez voy en la dirección correcta.

(…)

La semana que viene estaré viviendo en otra casa, durmiendo en otra cama, con otra persona. Con alguien que lo ha dejado todo por venirse a Sevilla conmigo. Alguien en quien confío y con quien me hace muchísima ilusión empezar de nuevo. Alguien de quien me he enamorado tanto como para dar todos estos pasos.

(…)

Y mientras le espero, el verano avanza. Los días se hacen más largos y las sombras más cortas. Y en esta ciudad en la que vivo sólo hay una persona que me haya ofrecido la suya. La misma persona que desde el principio me ha apoyado en todo esto, que me ha animado a intentarlo con todas mis fuerzas, que me ha dicho que el hombre con el que me voy a vivir es perfecto para mí.

Y yo me fío de su criterio, después de todo, él me conoce mejor que nadie… pa’no conocerme, después de 15 años.

Ahora se abre una nueva etapa. Y en esa etapa sé que seguiré contando con él, si no como mi pareja, sí como mi mejor amigo. Y como vecino, jeje.

Pues sí, Escocés, nos vamos a vivir a un buen barrio 😉

Aunque como dice tu ex-cuñado Caillou: «No me jodas! ¿¿¿Te das cuenta de que te la vas a encontrar por la calle???» 8)


Os dejo un vídeo que me mandó Mariajo. Ella ha sido una de las personas en las que más apoyo hemos encontrado Nacho y yo, aparte de Chema.

Te quiero mucho, preciosa.

Muchas muchas muchas gracias por todo.


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Escrito por: Bloody el 27 May 2008 –

«Porque la libertad es muy dolorosa a veces, y cuando eliges ser libre renuncias también a una parte importante de tu vida. Lo que podría haber sido tu vida en caso de elegir una opción diferente… Y es que en el fondo también se puede ser esclavo de la libertad…»

Hace unos meses, al entrar en La Comunidad, me encontré con estas palabras en un post de Mariajo. Recuerdo haberme sentido golpeada por ellas, como cuando oyes a alguien hablar de ti sin saber que estás escuchando y buscas un espejo y te ves en él con ojos prestados.

(…)

Hoy he vuelto a leerlas y han vuelto a sacudirme. Y he pensado en lo difícil que resulta elegir, cuando elegir significa renunciar, no a una posibilidad sino a algo real.

Y es que renunciar a algo seguro por algo incierto es siempre una apuesta arriesgada. Doble o nada. Y al apostar debes tener claro que tus elecciones no garantizan en modo alguno que los cambios vayan a ser para mejor. Más cuando eres perfectamente consciente de que vas a desordenar la vida de las personas que más quieres, decepcionando a algunas e hiriendo a otras, aunque eso sea lo último que querrías hacer…

Porque debe haber pocas cosas peores que darte cuenta de que tu vida va a cambiar irremediablemente porque otra persona así lo ha decidido, y no hay nada que tú puedas hacer para evitarlo. Despertarte y sentir que tu vida es como un libro abierto por una página al azar, en el que no te enteras de nada. Y darte cuenta de que los siempre y los nunca dejan de tener significado.

Y es que hay situaciones que son insostenibles. Y mirar para otro lado no hace que los problemas desaparezcan.

Puede que me esté equivocando o puede que no. Ahora debo ser consecuente con mis decisiones y tratar de hacer las cosas lo mejor posible para que los daños colaterales sean los mínimos.

No sé si yo seré o no esclava de mi libertad. Pero tengo muy claro que si tengo algo de lo que arrepentirme dentro de un tiempo, no será de no haberlo intentado.

‘Cuidándote’ / Bebe.

‘Cuidándote’ / Bebe.

Despacito cuando tú dormías
ella te hablaba, te preguntaba, te protegía
Ella prometió darte todo
pero sólo pudo darte lo que tuvo
Y para ti lo mas hermoso
era amanecer junto a sus ojos
iluminando el mundo.

Pero los pájaros no pueden ser enjaulados
porque ellos son del cielo, ellos son del aire
y su amor es demasiado grande para guardarlo

Volaste alrededor de la luna con ella
le pediste que nunca se fuera
y ella respondió:
‘mi amor siempre estará. . . cuidándote’

Y la dejaste volar
y tus ojos lloraron hasta doler
pero sólo tú sabías
que así tenía que ser
que así. . . tenía que ser. . .

(*) Más coplillas pinchando aquí.